El Convento de los Agustinos fue el marco idóneo para la cena en que los ciudadanos de Salamanca recordaran uno de los íconos de esa bella ciudad: Los Frayles.
Guiado por el modus vivendi documentado de los Frayles, el Chef Cuauhtémoc Herrera consintió a los asistentes con un menú delicioso.
En primer tiempo fue una ensalada Agustina del Huerto, con una mariposa de higo y frutos secos, basada en los productos que cosechaban los monjes.
En segundo tiempo llegó un nido de centeno negro con cremoso de alcachofa y pistache; de centeno negro era uno de los panes favoritos de los frayles.
El tercer tiempo fue mi favorito, he tenido el gusto de probar moles de varias partes de la república, pero ninguno como este. El tercer tiempo fue una trilogía mestiza del convento: Tamalito de flor de calabaza en quesillo típico, suprema con mole de chocolate y esquite de fraile.
Para mi, el mole fue sensacional, la estrella de la trilogía. Tenía ese toque que siempre busqué en los moles: la pisca dulce sin llegar al punto del empalague, porque aunque lo duden, si hay moles que empalagan. Este no, este estuvo al punto.
Les dejamos los highlights de la cena Conventual, uno de los tantos aciertos de Passus Liberi, salmantinos entregados al turismo.