Tacos Chuy nos tiene mal acostumbrados

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Hace un buen rato que les he platicado que la calidad en el servicio es uno de los pilares para que un negocio prospere, Tacos Chuy lo tiene claro; por otro lado, pareciera que no a muchos les interesa seguir.

Les contaré una pequeña experiencia.

Por casa de mis suegros, hay un carrito de tacos en cada esquina, por lo que encontrar de cenar es muy sencillo. Como todo mexicano sabe, ningunos tacos son iguales, ni la salsa, ni la mano del taquero, mucho menos, la atención.

Es aquí donde, prefiero caminar dos cuadras más, que elegir los carritos de tacos más cercanos al punto familiar.

Acostumbrada a ir, por lo menos, una vez a la semana a Tacos Chuy, no le prestaba atención en especial al servicio. La magia de los Tacos de Chuy radica en todo: la salsa, la mano del taquero, el suadero, la lengua, los volcanes, que tiene los refrescos helados y por supuesto, la atención.

Chuy es un señor que pareciera reservado, de plática corta y de semblante amable. No es como esos taqueros que la conversación es en automático, incluso, puede pasar ratos en que todos comemos en silencio. Pero el servicio es increíble.

Cuando llegas a pedir los tacos que crees que comerás, te los prepara de inmediato. La tortilla no se rompe, les pone la salsa justa, te ofrece cebollitas asadas o chilitos toreados y, si le pides un limón, te lo dará.

Todo eso mientras tus taquitos siguen calientes y con la tortilla entera. Si ve que comienzas a terminarte la orden, con un tono amable te pregunta: “¿otro taquito?” y ahí es cuando la gula podría apoderarse de ti y repetir la dosis.

Estimado Chuy, no te había valorado.

Fuimos a unos tacos cerca de mi domicilio, del otro lado de la ciudad de donde se encuentra Tacos Chuy. El pastor estaba delicioso, el bistec estaba en su punto, tenían costilla, chorizo y lo mejor, unos “tacos light” que agarré por temporadas por aquello de la dieta keto: tortilla de queso para los tacos.

Todo parecía que estaba bien en esos tacos, hasta que tuve la ocurrencia de querer pedir más. Como no me gusta que se enfríen, voy pidiendo en tandas.

No imaginan el suplicio para pedir algo más. El agua de Jamaica nunca llegó, estuve hablándole al mesero y a la tercer llamada tuvo el atino de hacerte una mala cara y hacerme con su mano la señal de: “en un momentito”, seguida de un grito de: “¡me permite!”.

Así que me puse de pie, pagué lo que me había comido en caja y les expuse la situación. Por supuesto que solo quedó en: “usted disculpe”.

Todo eso de intentar pedir más y duplicar la orden fue en 15 minutos o un poco más.

En otra ocasión, Tacos Chuy no vendió, por lo que fuimos a otros tacos.

Imaginarán que en la ciudad de León, hay cientos de taquerías llamadas: “La Fiera”. Así que acudimos a una de estas taquerías de la afición esmeralda.

Para comenzar, pedí dos tacos y una quesadilla. En cuanto nos sentamos en el lugar, recibí una llamada y estuve en el teléfono, lo puse en silencio al ordenar y el taquero del lugar, en cuanto pedí los tacos me interrumpió para preguntarme: “¿Qué más?”, le dije de la quesadilla y repitió su “¿Qué más?” como 3 veces más. Terminé respondiendo que por el momento si.

Los tacos estuvieron servidos como si de cocina hubiera salido sólo uno y de ahí hicieron los dos. La quesadilla estaba quemada. Ni siquiera les digo que no nos ofrecieron de tomar ni cebollitas asadas ni nada.

Los tacos estaban insípidos, la salsa sabía a refrigerada de varios días y bueno, simplemente no voy a regresar al lugar.

Aunque viva en México y en cada esquina exista un taquero, definitivamente que la calidad en el servicio y en los alimentos es lo que nos hace regresar; si es un lugar de la calle, también contará que no la pases mal por una enfermedad estomacal.

La calidad en el servicio es primordial para todo negocio, a todos nos gusta que nos traten como si fuéramos el único cliente del lugar, que lo que pedimos ya nos estaba esperando y que nadie más recibe un producto de tanta calidad como nosotros.

En el tema del servicio en el rubro de los alimentos, me parece que es primordial, más allá del tema de que vas a saciar una necesidad, vas a pasar un rato ameno.

Si nos vamos al tema del valor, a todos nos gusta que nos traten bien si vamos a ir a gastar una buena parte del salario en un lugar donde la comida, las bebidas y el servicio son espectaculares.

La calidad en el servicio es un tema que no muchos lugares se han tomado en serio, desde grandes cadenas, hasta pequeños lugares donde la comida casera es la reina del lugar.

No importa si tu establecimiento tiene dos mesas o cincuenta; si sirves banquetes o sólo vendes quesadillas y gorditas, te puedo asegurar que, si tu servicio y alimentos son de calidad, tendrás una clientela fiel.

Imaginarán que cuando regresé a Tacos Chuy, me sentí como si hubiera engañado a mi pareja sentimental, con el espíritu bajo y con el reclamo de: “comí feo porque no vino” en la punta de la lengua.

Le dije que el día que había faltado, tuve que ir a otros tacos y no me gustaron. Chuy me sirvió de inmediato mi taco de siempre, ese que pido “para arrancar” y me dijo que ya no iba a faltar.

Pedimos las órdenes de siempre, fuimos atendidos con refrescos fríos, cebollita asada y mi respectivo limón. Cada que nos preguntaba: “¿otro taquito?” era un recordatorio de no andar vagando por otros tacos donde no valoran al comensal.

¡Ah! Si quieren ir a Tacos Chuy, pidan la dirección en nuestras redes sociales.

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