Disfruta de una de las regiones más bellas de Veracruz: la Totonaca

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De Misantla a Papantla, si buscas naturaleza, arqueología y buena comida, la ruta Totonaca en Veracruz es para ti.

Misantla es un sitio pintoresco muy especial, ya que en cada rincón de este lugar se plasma la alegría y tradiciones de su gente. Se trata de un lugar apacible con ambiente relajado, buena gastronomía, artesanías y demás.

La sugerencia para iniciar el día es desayunar de forma tradicional de Misantla, con un pollo en chiltepín, gorditas de sagú, tamales de picadillo, atole agrio de maíz morado, licor de capulín o nanche y otros guisos preparados en horno o estufa de leña.

No olvides visitar a los artesanos expertos en el tallado de madera, piezas hechas con café y bordados en cinturones.

Ahí cerquita, están las zonas arqueológicas “Paxil”, que consta de tres edificaciones en forma de pirámides, rodeadas de vegetación y vista a las altas montañas para admirar la espectacular orografía de la Sierra Madre Oriental; y “Los Ídolos”, un centro ceremonial de la región del Totonacapan que consta de cuatro patios rectangulares unidos y limitados por plataformas de hasta 5 metros de altura, figuras labradas en basalto y montículos de rocas extraídas del río Misantla.

Además, déjate cautivar por la belleza natural en el bosque de cedros y árboles de caoba,  fauna silvestre como conejo, zorros, armadillos, garzas y colibríes, todo esto será parte de tu recorrido por “La Villa”, un balneario natural con cascada para disfrutar la naturaleza en su máximo esplendor.

La zona arqueológica del Tajín, una de las más importantes ciudades prehispánicas, conocida como la Capital de la Cultura Totonaca, es otro imperdible.

Podrás admirar la Pirámide de los Nichos, un calendario civil, solar y agrícola que cuenta con 365 nichos; palacios y canchas de juego de pelota, un punto ideal para cargarte de energía y reconectar con el pasado.

Si estás en la cuna de los Voladores de Papantla, lo menos para disfrutar es esta increíble ceremonia tradicional, en donde cuatro danzantes y un caporal bailan en los cielos, girando alrededor de un poste de 30 metros de altura, para invocar a las actividades del campo y la fertilidad.

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