Casablanca Bistró Café, una joya por descubrir en el rincón

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Después de muchas desilusiones gastronómicas, por fin puedo escribir sobre un lugar que vale la pena; Casablanca Bistró Café es un lugar que te encantará desde el primer bocado.

Es un espacio en San Francisco, uno de los municipios llamados “del Rincón”, ubicado a 20 minutos de León, Guanajuato.

San Francisco del Rincón es conocido por su alma industrial, por ser la cuna de fábricas de calzado deportivo y de sombreros de todo tipo: charro, vaquero, playero, etc.

Dejando a un lado las prendas, Casablanca Bistró es un espacio donde la tranquilidad y su ambiente relajado te regalará un gran momento en medio de la ciudad.

Cuenta con una carta corta, pero honesta; de esos menús que no te piden haber estudiado técnicas de cocina ni ingredientes del mundo, eso si, todo es hecho en casa.

Para comenzar, llegó un poco de focaccia y chimichurri estilo argentina, por aquello del chimichurri leonés que después ahondaremos en el tema. Para abrir boca estuvo fantástica, pues la focaccia no estaba ni muy dorada ni suave que se desmayara al tacto.

Como entrada pedimos un provolone asado, fue presentado en un sartén de hierro fundido que hace que la temperatura continúe (podrán percatarse de la acción en el video del TikTok: misslivingandtravel ) y estuvo coronado con un poco de tomate y una ensalada de arúgula con vinagreta de balsamico de la casa que le iba perfecto.

Como el hambre no nos dio tregua al llegar, también de entrada pedimos unas empanadas, fueron de queso, jamón con queso y carne. Sin quitarle mérito a las empanadas que, si bien estuvieron deliciosas, la ensaladilla de cilantro y verdolaga con el aderezo de la casa me robó más el corazón.

Llegó el momento de los platillos fuertes y saben que las elecciones son como la personalidad de la familia: todas distintas.

Creímos que, para un chico en pleno crecimiento, con apetito como el de un león, sería buena opción una milanesa napolitana y no nos equivocamos. El tamaño de la milanesa fue vasto, y la preparación, deliciosa. La ensalada que le acompañó hizo buena mancuerna y no quedo a deber; en relación de la calidad de la carne aun y siendo milanesa, fue excelente.

Vamos a la parte de las especialidades, donde Casablanca hizo su entrada triunfal.

El Pork Belly. Si, ese plato que no necesita más presentación y desearía poderlo disfrutar más seguido.

El Pork Belly es cocinado a baja temperatura durante 10 horas, una técnica que hace que los sabores se intensifiquen y la suavidad de la carne se maximice.

El acompañamiento podrás juzgarlo en vista, pero jamás en paladar, las setas y brócoli asados son el vals perfecto para este momento.

No olvides la compota de tomatillo, pues si solo tiene su encanto, imagínate con la compota de tomatillo; el contraste entre lo dulce, lo ácido y lo ahumado vale la pena disfrutarlo una y otra vez.

El platillo que me llamó la atención fue el filete en chichilo negro y si, la experiencia de contrastes es el sello Casablanca.

El chichilo es una mezcla que, en la teoría, es amarga y picante. En la práctica fue solo un poco amarga y nada picante.

El acompañamiento fueron espárragos y puré de plátano macho. Éste último mezclado con el chichilo y el filete fue una experiencia magnífica. De esos platillos que seguramente no tiene comparación con ninguna otra experiencia.

El postre no decepcionó, fue una panacota de guayaba con verdadero sabor a guayaba; no un poco, no solo el cítrico. Ideal en porción y sabor para cerrar magnífico.

El ticket promedio fue de $500 pesos por persona; los costos son bastante amables en relación precio y calidad.

El veredicto

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