De Piamonte a Dolores Hidalgo en un bocado: Damónica

0
1189
Publicidad

La comida italiana siempre ha sido una de las favoritas para muchos, pero la cocina de las mujeres Dimitri se va a colocar en tu top de preferencias. Damónica, el imperdible de Dolores.

Avecindadas en Dolores Hidalgo C.I.N. desde el 2010, Clara y Mónica Dimitri son las responsables del icónico Damónica, un lugar que hace querer visitar la Cuna de la Independencia a la menor provocación.

Ubicadas en el interior del Museo del Vino, Damónica es un restaurante que tienes que visitar por lo menos una vez en la vida. Ya sea en desayuno, comida o cena, todo está fantástico. Nuestro favorito es la comida, porque por tanto que consumes, te da tiempo para darte una vuelta en el Jardín Principal de Dolores y continuar con tu viaje.

Clara, madre de Mónica, llegó por añadidura, pues Mónica decidió emprender su viaje a México; después de alimentar con su único sazón a familias en Italia por casi 40 años, Clara vino a reconfortar barrigas en México, dando abrazos indirectos en cada alimento que prepara.

Clara no habla español, solo italiano. Un toque mágico que le da al lugar es gritar las órdenes en su idioma natal (digo gritar, porque no he escuchado a un italiano hablar en un volumen semi moderado).

Siempre hay un ambiente de júbilo, de emoción, de alegría; es como una fiesta permanente, donde el buen vino, la excelente comida y un gran recibimiento se mezclan en una mesa y te hacen sentir el elemento más importante del lugar.

Mónica atiende el lugar, ella habla español “italianizado” y es quien pasa de mesa en mesa a preguntar si todo está como lo pediste.

Llegamos a Damónica, te reciben con las cartas y piden la orden de tus bebidas. En el inter, llega un mesero con un trio + pan que es imposible no probar.

Pesto de aceitunas negras, un tipo pico de gallo (que no es pico de gallo pero ellas así lo nombran) y una salsa de la casa. El pan es horneado en la cocina de Damónica; se hace diario, es fresco y crujiente en la capa.

Mi delirio siempre es el pan con el pesto de aceituna negra, podría comer esa mezcla todos los días, a todas horas.

La carta es un tanto extensa, por lo que encontrarás opciones para todos. No te de miedo pedir, lo que elijas es garantía de delicia. Lo que sí te quiero contar, es que las preparaciones son diferentes a lo que conocemos, por lo que te recordamos que es un restaurante italiano y que mucho, es diferente.

En esta ocasión, pedimos una ensalada de pulpo con camarones y mejillones. No, no lleva lechuga y está deliciosa.

Todo es fresco, los frutos del mar llegan a diario a Damónica, pues cuidan los insumos a cada detalle y quieren que tu platillo sea lo más parecido a lo que ellas cocinaban en la zona de Monferrato.

Los camarones, como los trozos de pulpo son de buen tamaño. Los mejillones no saben “a mar”, están cocinados y preparados para que lo disfrutes por completo.

La burrata es fenomenal. Cuida su toque de mozzarella joven y los complementos clásicos con el toque de la casa.

Nos fuimos directo a las pastas y no puedo decidir cuál ha sido la mejor.

El primer plato de pasta fue ravioles de requesón y salvia. Estuvieron cubiertos por parmigiano. La pasta de los ravioles estaba perfecta, el toque de salvia era sutil, no te fastidiaba el paladar ni se perdía con los demás ingredientes, a pesar de que el parmigiano tiene un sabor fuertecito, la salvia pasó con un destello.

¡Frutti di mare! El fettuccine, la salsa, los mariscos, todo, todo, todo está fantástico. La porción es generosa, en Damónica la mayoría de los platillos en la carta son vastos, así que ten cuidado al pedir, te faltará estómago o pedirás mucho para llevar.

El pomodoro del fettuccine es increíble, cada cucharada te sabe a jitomate, nada sintético, todo es natural, más los ingredientes de Nonna Clara. Cada bocado que comas, tendrá un elemento, no está “apachurrado”, no está batido, es como si cada elemento pusiera su mejor cara para ser deglutido.

La lasagna fue media porción y aunque la foto no le haga justicia, te contamos que la carne, el queso y la pasta estuvieron perfectas. En especial, me gustó esa pequeña costra de queso dorada, no quemada, en la superficie. Fue el toque crujiente que necesitas en algunos bocados.

Si pasas al apartado de las carnes y ves el filete de res con champiñones y no lo eliges porque “podría ser como el de tu casa”, te llevarás una gran sorpresa.

Para comenzar está cubierto con un empanizado especial y los champiñones vienen con un gravy que hidrata tanto el empanizado como el filete. El acompañamiento lo hacen unas papitas con romero y vegetales.

Te vas a comer ¡todo!.

Hasta la persona más remilgosa e imposible de convencer con un platillo, ha caído rendido ante este manjar calificándolo de “impecable”.

Avanzando en la carta, encontramos el pollo a la siciliana, podemos apostarte que hiciste lo mismo que nosotros: pasar a otra opción, pero estamos seguros que al igual que el equipo de L&T, has subestimado el pollo, hasta ahora.

El pollo a la siciliana tiene una peculiar manera de prepararse, tiene una reducción de balsámico, un toquecito de chile serrano y almendra fileteada y como toque final un poco de perejil frito.

Al probar el primer bocado se te arrancará un sonoro “mmmmm!” sin dudarlo. Es una delicia, es la manera de reivindicar una pechuga de pollo al mero estilo italiano. La cara de las Dimitri al preguntarnos si ya lo habíamos probado nos hizo confiar en el gran sabor, acompañado de un “”tienes que probarlo!”.

Lo comí solo; lo comí con almendra; lo comí con almendra y perejil y sin duda, una cucharada con los tres elementos fue lo que me encantó.

 

El Fritto misto de calamares te recomendamos lo pidas con el extra de camarones, no tiene un gramo de desperdicio. El capeado tiene un toque especial de la casa; no es tempura, no es capeado tradicional, es un frito especial de Damónica.

Por supuesto que tienen platillos tradicionales como la ensalada capresse y pizzas, todo delicioso por cierto, pero quisimos probar aquello que nos hiciera flotar de satisfacción, fuera de lo ordinario. Y así sucedió.

Para finalizar, la Nonna Clara tiene lo mejor para cerrar con broche de oro.

Las galletas de mantequilla y el limoncello van de la casa, en cortesía y hechura.

Ya que si aún te quedó un “huequito”, puedes elegir entre varias opciones de la carta, nuestro favorito es el tiramisú. Ninguno como el de Damónica.

Damónica abre todos los días, desde la hora de desayunar y se encuentra en el interior del Museo del Vino. Para no salir con sorpresas, checa los días de asueto y horarios en su página de Facebook, porque en ocasiones atienden eventos privados.

Sin duda, uno de los imperdibles en Dolores Hidalgo, C.I.N. Guanajuato.

 

Damónica

Restaurante Italiano

Interior del Museo del Vino

Hidalgo #12 Zona Centro.

Dolores Hidalgo, C.I.N.

Guanajuato, México.

Publicidad