Es una confesión, sin pena ni gloria. Después de 16 años, me sigue emocionando como nada el FIG.
El Festival Internacional del Globo es el espectáculo que me ha recuperado. Tengo la fortuna de vivir en la ciudad donde se lleva a cabo, León.
Una ciudad industrial que lo más que ha ampliado sus alcances turísticos hasta ahora es en el sector de turismo de reuniones. Gracias al Festival del Globo, miles de familias tienen un fin de semana para disfrutar con los más pequeñitos y ver sus rostros llenos de ilusión.
He de contarles que era de los leoneses que siempre se quejaba en fechas del FIG. Que si el tráfico de la zona por las mañanas y en el resto de la ciudad durante el día; que si los costos altos en tarifas de hoteles, que no había una sola habitación disponible y mil quejas más.
Pero los organizadores del tercer festival de globos aerostáticos más importante del mundo se han tomado muy en serio este 2018 el permanecer con el bronce mundial.
El equipo encabezado por Escandra Salim y Abraham Rocha supieron que tenían que hacer algo diferente. Comenzaron con la incorporación de noches mágicas, para que los globos iluminaran al caer la noche; siguieron los conciertos, ya que tenían un gran lugar con un gran escenario, era lo mejor.
El cambio en el 2018 fue renovar figuras. Año con año fueron aumentando el número de globos, aunque llegó a su máxima capacidad: 200 globos en el aire. Un espectáculo increíble.
Entonces ¿Cómo podría renovarse? ¿Tendría que morir?
Nuevas figuras, más atractivos y más disponibilidad para acampar.
He leído muchos comentarios en redes sociales; gente que se queja de todo, que dice que es lo mismo y que no hay más que hacer.
El Festival Internacional del Globo es de los pocos eventos en el país que sigue vigente y esperemos que con larga vida.
Cada año es distinto, cada puente de Aniversario de la Revolución es una experiencia distinta, siempre habrá pequeñitos esperando la fecha para asombrarse por los gigantes de colores, por hacer cara de sorpresa al ver como arrancan los dragones, como van llegando de madrugada las tripulaciones con sus canastas para ser parte de este evento de talla internacional.
Este año, la imagen de una pequeña viendo el FIG desde la ventana de un hospital del IMSS nos sacudió a varios; nos hizo recordar que no importa la distancia, el Festival no sólo lo disfrutan los asistentes al Parque Metropolitano, se extiende la experiencia a las colonias cercanas.
El FIG no es para gente que odia el tráfico, que ama su rutina y que siente que ha vivido de todo y nada lo sorprende.
El FIG es para aquellos que se emocionan al ver a los zanqueros en el césped. De que te puedes tomar la foto con Darth Vader o el Sombrerero Loco como si fuera otro espectador. Es para aquellos que siguen con esa chispa de emoción, que aunque se tengan que levantar a las 4 de la mañana, lo hacen gustosos para ver los globos elevarse.
El FIG es para todos, pero en especial, para que nuestros pequeños viajeros, tengan muchas fotos y grandes recuerdos para siempre.
Tal y como lo contó Escandra Salim al recibir el Premio a la Diversificación del Producto turístico 2018 y Desarrollo de Turismo en Espacios Públicos por SECTUR Federal, una de las tantas cosas que hace del FIG algo único, es que es para todo público, ahí no hay estrato social, no hay distinción entre locales y foraneos. El FIG es para todos, emocionante por igual.