Decirse “hermano” es sencillo, demostrarlo por tres años consecutivos no cualquiera. Hiroshima soldó su hermanamiento con Guanajuato y la muestra fue un pedacito de su identidad gastronómica a siete tiempos.Coordinados por el chef Abraham Gutiérrez de Sato, tres chefs japoneses: Imai, Shimizu y Hosokawa, ganadores de un concurso gastronómico en la ciudad nipona, prepararon en el tercer festival Hiroshima cientos de platillos que nos dejaron pidiendo más.
Estas delicias japonesas se sirven sólo una vez al año en el marco de la Cumbre Gastronómica «Guanajuato Si Sabe!»; Japón participa de manera muy activa debido a la gran comunidad del país del sol naciente que radica en el estado, además de la estrecha relación que hay entre ambos destinos.
Como entremés, ejecutado por el Sr Shimizu, fue la “gelatina ámbar”; una mezcla de frutos del mar en un una gelatina salada. El sabor de cada elemento tenía su identidad, dejando hasta las notas más fuertes, brillar por si mismas sin saber “a mar”, como el ostión.
“Huevas y filete de salmón asado” fue el segundo tiempo, un asado del Sr Imai; la hueva de salmón al reventar al interior de la boca, en conjunto con el salmón son una experiencia por demás agradable, fuera de la forma tradicional de comer dicho pescado.
“Sabor fresco de carne de res con papas” puedo presumirles que fue uno de los favoritos de los asistentes. Acompañado de yema de huevo, hecha en especial al mero estilo japonés, fue el toque distinto de comer res; cada filete estuvo en su justa medida de cocción.
Los sabores fuertes son predominantes en la cocina japonesa y el “filete de cerdo en salsa de pimienta con yuzu y limón” fue otro de mis favoritos. El sabor del yuzu y la salsa de pimienta cubrían cada milímetro de cerdo, haciéndolo un manjar.
Uno de los platillos que podría comer a diario sin problemas, es el “Escabeche de pulpo hervido en ponzu agrio”; las algas para acompañar fueron perfectas para cada trozo de molusco.
El ganador de la noche por votación de la mesa que nos adoptó fue el “Ochazuke arroz”; arroz en caldo con huachinango y sardinas al miso fue magistral; no suelo alterar los sabores de la comida, pero en esta ocasión unas gotas de salsa de soya resaltaron por completo el sabor de los pescados, haciéndolo dos platillos en uno, en temas de degustación.
El Okonomiyaki, un platillo tradicional de Japón y ya adoptado por la cata de Sato fue otro de los “campeones” de la noche.
Entre Sake, cockteles a base de sake y mucha buena vibra de los asistentes, el tercer festival Hiroshima fue un deleite que sólo se repetirá en sus otras sedes: Irapuato y Salamanca, pues cada año son distintos chefs y nuevos platillos.
¡Shokuyoku o sosoro!