Hablar de la gastronomía leonesa es destacar ingredientes típicos, sin embargo cuando la noche cae, la ciudad se transforma para ofrecernos otro tipo de sabores que no hace distinción, pues maíz, queso y chiles son la combinación perfecta para saciar el apetito.
Conocidas coloquialmente como las quesadillas de la Madero, de manera improvisa, un puesto acapara la atención de la gente, una larga fila de personas señalan el lugar indicado, justo a cuadra y media de iniciar la zona peatonal se vislumbra el humo.
No se trata de un incendio ni mucho menos, es la leña que alista sus brasas para calentar un comal de tamaño inmensurable y entonces comienza la acción.
Dos mujeres baten la masa de maíz con un fuerza que evita queden grumos sobre la misma, bolean y arrojan a un tortillero de madera, con fuerza aplanan y la bola de masa se convierte en un perfecta tortilla que es arrojada al comal que se encuentra ‘al punto’.
Dos vueltas a la tortilla para asegurar su cocción y ahora sí, sobre ella un puñado de queso oaxacaqueño que comienza a deshacerse al compás de las llamas… La quesadilla está lista.
De papa con queso, chicharrón prensado, nopales, huevo, chicharrón duro, frijoles y demás, son los guisados que pueden acompañar tu quesadilla, todos con el sazón de hogar y con cantidad suficiente para deleitarnos con este manjar urbano.
Eso sí, la experiencia no está completa sin probar la exquisita salsa verde que yace sobre un monumental molcajete, receta que incluye chiles verdes asados y el ingrediente secreto, el cual deberás apreciar por ti mismo, sólo toma precauciones si no eres amante de los sabores picantes.
En este lugar no hacen falta mesas ni sillas e inclusive la vergüenza se pierde pues es inevitable chuparse los dedos tras probar tan exquisito sabor.
No importa el estilo sino la actitud, conocer este lugar te hará probar un pedazo de León, seguramente quedarás fascinado y prontamente se convertirá en un lugar por excelencia para iniciar un recorrido nocturno por el centro de León.
No te pierdas la oportunidad de probar las quesadillas de la Madero, una tradición de décadas que de lunes a sábado hacen de esta calle un punto obligado a partir de las siete de la tarde noche.