Los voladores de Papantla y su ceremonia ancestral

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Los voladores de Papantla son la ceremonia ancestral que se lleva a cabo en el aire y  se remonta a los pueblos originarios de México, cuya tradición data del año 600 a. C.

El pueblo totonaca, originario de la sierra y de la costa norte de Veracruz, es conocido por mantener viva esta tradición, principalmente en la región de Papantla y algunas zonas aledañas a la Zona Arqueológica El Tajín.

En estas comunidades indígenas, el ritual se preserva de la tradición oral y se realiza como una manera de ofrenda a los dioses para obtener prosperidad, beneficiar las buenas cosechas y larga vida. Para ello, toda la comunidad se prepara espiritualmente, especialmente los voladores, quienes se convierten en un vínculo entre el mundo de las deidades y el mundo terrenal.

Se dice que esta tradición tuvo su origen en el Totonacapan, cuando en el lugar se dio un periodo devastador de sequía.

Ante la situación, los sabios totonacas encomendaron la tarea de honrar a los dioses a 5 jóvenes, quienes buscaron el árbol más alto del monte para realizar una ceremonia desde su punto más alto, pues se cree así las oraciones son mejor escuchadas por las deidades.

La ceremonia

La ceremonia de los voladores consiste en un grupo de cinco hombres previamente instruidos desde temprana edad en la Escuela de Niños Voladores del Centro de Artes Indígenas,  quienes suben por un poste o palo volador de 18 a 38 metros de altura.

Cuatro de ellos, sujetados de pies y cintura, realizan un descenso por los aires con giros y los brazos extendidos, mientras el quinto miembro, conocido como el “caporal”, danza y toca la música tradicional  en la punta del mástil para comunicarse con el padre Sol.

Previo a este suceso, los participantes deben cumplir con ciertos requisitos, pues además de la preparación física y espiritual, se encargan de seleccionar y cortar el árbol que funcionará como mástil. Para ello, el grupo pide permiso al dueño del monte (Kiwikgolo).

Con ayuda de la comunidad, los voladores arrastran el tronco a donde se erigirá y al momento de levantarlo, también hacen una pequeña ofrenda a la madre tierra en el espacio en donde se colocará el poste.

Simbología numérica

4 voladores: quienes representan los cuatro periodos en que se divide el año.

Trece vueltas: cada volador realiza 13 vueltas suspendidos en el aire, donde simulan el descenso por los 13 cielos del dios Sol.

52 vueltas totales: al sumar el total de vueltas de los voladores, se obtiene un total de 52, que es el número de años que conforma el ciclo del calendario indígena (el cual se conforma por 4 periodos de 13 años).

El Centro de las Artes Indígenas (CAI), ubicado dentro del Parque Takilhsukut, cuenta con la Escuela de Niños Voladores. Se trata de un espacio para preservar esta tradición milenaria, y que ve nacer a los nuevos voladores de los cielos veracruzanos.

De esta manera, la Escuela de Niños Voladores recibe cerca de 65 niños y jóvenes cada año, donde aprenden la lengua totonaca, el significado y la importancia de la ceremonia, además de desarrollar su talento como voladores.

La Ceremonia de los Voladores de Papantla fue nombrada en 2009 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, al ser una expresión ancestrales emblemática de nuestro país, y en la que las comunidades indígenas mantienen su propósito esencial, y expresan su cosmovisión, principios y valores, además de ser una vía para comunicarse con las deidades y expresar una armonía con la naturaleza.

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