Los grandes perdedores de la Feria de Verano León 2021

0
1666
Publicidad

Hablar de la Feria de León es complicado. Es una de las atracciones que año con año genera empleos, visitantes y por supuesto, derrama económica.

En la Feria del 2020 no sabíamos que sería la última edición como la conocíamos; en 2021 no fue en enero, fue en julio con una edición de verano que prometía, sólo que se quedó en eso, en promesas.

Hay muchos comentarios alrededor del porqué se hizo en verano, algunas declaraciones oficiales mencionaron que fue para dar el banderazo de la reactivación económica a favor de la ciudadanía y otros tantos comentarios, para cumplirle a los expositores.

Ante la baja afluencia en las instalaciones de la feria los primeros días, las autoridades exhortaban a que asistiéramos con todas las medidas de protección, a comprarle a los expositores. Algunos otros reclamaban que, si querían apoyar de verdad, les regresaran el monto del stand y era una discusión sin fin.

La Feria de Verano se llevó a cabo, a “tiros y tirones”, con sus bajas y altas. Las autoridades se han mantenido cautelosos en dar una cifra oficial sobre la asistencia y metas alcanzadas, pero los que fuimos, sabremos que esos números lucirán un poquito alterados.

A nadie le gusta admitir que fracasó, mucho menos manejando dinero público.

Pero ¿Quiénes son los grandes perdedores de la Feria de Verano de León? Los que confiamos.

No pondremos quienes son los ganadores, porque aún no lo sabemos. Sería irresponsable decir que el comité organizador, porque no conozco las finanzas del patronato. Incluso, ni siquiera sabría si hubo algún ganador.

Y digo que los grandes perdedores en esta Feria de Verano fuimos los confiados, porque voy en la lista y nada tiene que ver con alguna autoridad.

Fuimos los confiados que creyeron en que la población iba a apoyar a los pequeños comerciantes del Estado de Guanajuato que contaron con un espacio y vendieron poco.

Fuimos los confiados que creímos que, así como les gusta ir a abarrotar algún espectáculo popular, irían a abarrotar los espectáculos al aire libre que se realizaron.

Fueron los confiados que invirtieron lo poco o mucho de capital que les quedaba para ir a venderlo a la feria y ahora, cuentan con mercancía y deudas, por las bajas ventas.

Fuimos los confiados que cambiábamos ir a comer a casa por comer “en donde siempre” a la Feria y nos enfermamos. Y no solo fue enfermar por comer en un lugar, fueron varios.

Fuimos confiados a consumir, con responsabilidad sanitaria, a la feria y ¿con qué nos encontramos? Con infecciones estomacales.

Me encantaría decirles que fui la única, pero según amigos y conocidos, también pasaron por algo similar, en mayor o menor grado.

La comida estuvo mediana, estuvo para que se te quitara el hambre y listo.

Antes, ir a la feria era ir a comer sin culpa, sabías que comerías platillos grasosos ¡pero a eso ibas!, ahora, la comida estuvo hecha “al ahí se va”, contando nulas medidas higiénicas básicas, como algunas despachadoras con el cubrebocas debajo de la nariz e incluso, sin lavarse las manos antes de servir alimentos.

No hubo comida rica, no hubo antojitos con ese sazón característico.

Fue un círculo vicioso: la comida tenía poca rotación, por lo que se recalentaba en muchas ocasiones, la gente no comía demasiado porque sabía a recalentado y sobraba de la producción del día y así tenía poca rotación y así sucesivamente.

El chicharrón prensado de las gorditas sabía “viejo”, el pastor no estaba igual de fresco que otros años, las salsas tenían ese saborcito a refrigerado y más calamidades más que nos pasaron en este 2021.

No es culpa de las autoridades, para que ni empecemos a aventar pecados, fue culpa de los expositores.

Brindar un servicio de calidad está implícito al dedicarte al generoso rubro de alimentos y bebidas.

Por mi parte, les puedo contar que fue el único lugar donde comí fuera de lo habitual: un huarache de la feria, de esos que se ubican frente al CEFEL. Sufrí una infección intestinal por una semana, situación que jamás me había sucedido, mucho menos al ingerir un tradicional huarache que cada año comía con singular entusiasmo.

La infección fue por consumir alimentos contaminados, con lo más desagradable que hay en este mundo. Adiós huaraches, adiós para siempre.

Cuéntenme en la lista, como una de las grandes perdedoras de la Feria de Verano, aquella que confío en que la calidad de los alimentos era como siempre y se enfermó como nunca.

 

Publicidad