Puebla y sus tradiciones de Semana Santa

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Miles de personas se dan cita en Puebla para participar en la Procesión del Viernes Santo, una de las tradiciones religiosas de mayor importancia durante Semana Santa.

La Procesión de Viernes Santo es una manifestación de fervor y respeto a Dios; es realizada con la antigua usanza, representando “el caminar constante del discípulo tras el Maestro, hasta encontrarse con Él en la casa eterna del Padre”, según se refiere en algunos artículos.

Cinco son las esculturas que transitan por las calles de Puebla, siendo la “Virgen de la Soledad”, la imagen que encabeza el evento, a continuación le sigue “Jesús de Analco”, después la “Virgen de los Dolores” (del Templo del Carmen), en seguida “Jesús Nazareno” (de San José), y al final el “Señor de la Maravillas” (del Templo de Santa Mónica) que representa una de las caídas.

El Cristo de la Expiración, venerada en el Templo del Carmen es la escultura representativa que permanece en el templete de Catedral junto al retablo elaborado en tejido de cucharilla por los artesanos del municipio de Atempan.

Esta Procesión ha rescatado elementos que en su momento se realizaban como lo es el caso de la Virgen de la Soledad, del Sagrario Metropolitano de la Soledad, cuyas “andas” son llevadas por un grupo de mujeres devotas a esta advocación; las participantes asisten vestidas con blusa blanca, falda negra y zapatos negros de piso.

A diferencia de las Procesiones del Silencio, la tradición cultural católica de Puebla se caracteriza por su colorido, la manifestación viva de los porteadores, el olor del incienso, los tamborileros que van marcando el paso, los cantos y rezos de las familias que a lo largo de las calles o desde sus balcones esperan tener el acercamiento espiritual con Dios.

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