Si te decimos que Xichú es único, no lo decimos por el encanto que percibimos, es porque verdaderamente es peculiar en todos los sentidos.
Xichú es un municipio con magia, gracias a su cultura, tradiciones huapangueras, raíces chichimecas, leyendas, un clima distinto al resto del estado y el único del centro del país con un platanal cerca de la cabecera municipal.
La joya de Xichú, está oculta en la Sierra Gorda; para llegar por el lado de Guanajuato será una gran travesía, como cruzar la parte serrana, con cambio de climas drásticos.
Al llegar, será tanta la hermosura que no recordarás las penurias del camino.
Según datos de la Secretaría de Turismo e Identidad de Guanajuato, el nombre Xichú tiene dos orígenes. La primera, de raíz chichimeca, proviene de Maxichú, que significa “la hermandad de mi abuela”.
La segunda versión está basada en una leyenda local, donde se narra que un fraile franciscano fue cegado por una flecha disparada por un indígena mientras oficiaba misa. El indígena, al ver al fraile caer, gritó “xichú”, que en el dialecto mixto serrano-chichimeca significa “hombre cegado”.
Xichú fue pacificado por Diego de Tapia, quien también descubrió ricas vetas de minerales en la zona. La evangelización estuvo a cargo de fray Juan de San Miguel y fray Bernardo Coussin. En 1580, se descubrió un mineral denominado San Francisco de los Anues Tzinchú, y cinco años después, Alejo de Guzmán, un cacique indígena, fundó el pueblo de Xichú de los Indios.
Un tesoro climático
Xichú es un destino lleno de paisajes naturales, montañas, cascadas, ríos, densas neblinas ideales para acampar y tener un acercamiento con la naturaleza, el cielo y las estrellas.
Sus microclimas hacen de este municipio del norte de Guanajuato un lugar idóneo para diversos proyectos agrícolas que en ningun otro lugar del estado podrían albergarse, como plátanos, mangos ó café.
No olvides tomarte foto en la Parroquia de San Francisco de Asís, que cuenta con una peculiar arquitectura con tonos rojos y blancos.